Wednesday, September 05, 2007

REALIDAD Y LENGUAJE

Hermann Tertsc (ABC, 16.7.2007)
Cuanto más llaman los tambores a agotar esta «exitosa legislatura», más verosímil se antoja que estemos ante la enésima añagaza e intoxicación del presidente. En todo caso, si claro está que hará lo que le venga en gana -lo que en este caso es incluso legítimo y legal- también lo está que mucho y muy pronto se ha lanzado a la orquestación de gestos preparativos si realmente tiene intención -ETA mediante- de llegar a marzo. Y hasta ahora no había destacado precisamente como gran previsor nuestro inmenso visionario. Aseguran quienes dicen saber que no habrá elecciones hasta el final porque los socialistas aún no han encargado su logística electoral. Escasa razón parece. Los socialistas -incluidos sus órganos directivos- se enteran ya por su periódico de lo que ha decidido su jefe. Como en Moscú a partir de 1934 después de la muerte de Kirov y como le pasa al Partido Comunista en Cuba que lleva una década sin organizar congresos. Todo lo que haya que saber se comunica por medio del Pravda o el Granma, -por email, sms, parte radiado o diario de la mañana-. También los candidatos a puestos públicos o cargos regionales.
Más allá de la desaparición de los socialistas como organización de debate interno y su conversión en aparato piramidal de funcionarios obedientes por devoción, interés o miedo, tiene interés sociológico ver cómo los nuevos nombramientos de ministros y la reactivación de José Bono, el gran comulgador por excelencia, generan tan poca individualización como si hubiera sido la elaboración de la «Biografía de robots» de Norman Manea. Apiñados todos en torno al caudillo muestran, justito, justito, el mínimo carácter necesario para dar credibilidad a su entusiasmo en la sumisión. Con esta estructura ya plenamente impuesta se presupone a todo buen soldado pierda el mínimo pudor en sus defensas de mentiras insólitas, obscenas manipulaciones y perversiones del lenguaje y la negación obstinada de realidades palpables. Una vez que, en el relativismo absoluto en el que toda la realidad puede ser interpretada y reinterpretada, queda marcada «la verdad del momento». Sus críticos han de ser descalificados, la desviación perseguida. No se admiten tibiezas. Porque la lógica de poder impuesta por Zapatero dentro del partido es sin duda la que quiere imponer a la sociedad si tiene ocasión con una segunda legislatura. Y si las amenazas e intimidaciones dentro del partido han tenido el éxito del que Zapatero presume y muchos socialistas se avergüenzan (eso sí, en silencio o la intimidad), nadie dude de la voluntad de aplicarlas también en aquellas comunidades del Estado en las que todavía existe resistencia.
Por eso un partido como el socialista puede permitirse una mascarada como la organizada para despreciar a Miguel Ángel Blanco, a su familia y al partido del que era miembro cuando murió, sin que se produzca una rebelión interna de dignidad con más cuerpo que el formado por aquellos socialistas ya represaliados en purgas pasadas para su escarmiento y advertencia a otros tras la llegada a la dirección de Zapatero. El ejemplo de Carlos Totorica es trágico. Ante el dilema, optó por la sumisión y el cargo. Es perfectamente comprensible además de ser probablemente la suya la conducta más generalizada. Las hay mucho peores por su celo en la militancia sectaria como han demostrado en el Parlamento Europeo. Pero más allá de la catadura de su guardia pretoriana, el problema está en la ruptura del lenguaje común habido -y lo hubo por mucho que mientan hasta que Zapatero llegó al poder en el PSOE- entre los demócratas españoles. Eso sí, ha logrado un fluido diálogo con enemigos del orden constitucional español dentro y fuera. Ayer este periódico ya informaba que también Francia tiene las actas de la coordinación de intereses varios entre los socialistas y ETA. Es un consuelo que los tenga alguien decente. Porque pronto pueden aparecer en el tablón de la Bodeguita de En medio en La Habana

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